Prolapso / Cistocele y Rectocele

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Aunque no se trata por lo general de un proceso peligroso, un prolapso de vejiga puede interrumpir el flujo de orina y producir una infección en el sistema urinario. Un prolapso total de la vejiga, acompañado de un prolapso de útero, es potencialmente fatal sobretodo en ancianas.

Estos trastornos se originan cuando las paredes debilitadas de la vagina permiten la salida de la vejiga y recto a través del canal vaginal. El prolapso de la vejiga, cuyo nombre médico es cistocele, es más común que el prolapso del recto, que recibe el nombre de rectocele (En otro tipo de prolapso: el rectal, la mucosa rectal sale fuera del cuerpo a través del ano). En resumen podríamos decir que existe un prolapso anterior que es la caída de la vejiga o cistocele. Uno posterior que implica la caída del recto a través de la mucosa vaginal posterior. Finalmente un prolapso apical (viene de ápice) que implica la caída del útero mismo hacia abajo hasta por fuera de la vagina. En los casos en que ya no existe útero debido a que se hizo una histerectomía lo que sale o cae hacia fuera es el fondo vaginal constituyendo un prolapso de cúpula vaginal.

Como la fuerza de la gravedad empuja a la vejiga hacia abajo, una vejiga prolapsada es más pronunciada cuando la mujer está de pie. Este trastorno a veces produce una sensación de presión en la vagina. En casos severos, la vejiga estira los músculos adyacentes hasta que los rompe y penetra en la vagina. Cuando este trastorno es severo, la mujer puede tener dificultad en orinar, a menos que empuje la vejiga hacia arriba a través de la vagina con sus dedos.

El prolapso de recto puede no presentar síntoma, aunque puede producir dolor de espalda y la sensación de tener un bulto o sentir presión en la vagina. Las mujeres con este trastorno tienen dificultad en defecar porque la materia fecal, en lugar de dirigirse hacia la abertura del ano, se acumula en la parte del recto que ha penetrado en la vagina. Para poder evacuar, a veces es necesario empujar hacia adentro la parte prolapsada del recto.

Generalmente los prolapsos se deben a complicaciones que ocurren durante el o los partos. Algunos de los factores que contribuyen a este trastorno son muchos partos, partos difíciles o de bebes muy grandes. Partos prolongados o muy rápidos o factores constitucionales como defectos en las fibras de colágeno, deficiencia nutricional y por supuesto la mezcla de todos estos factores.

La reducción en los niveles de estrógeno por ejemplo en la post menopausia debilita y disminuye los músculos que sostienen los órganos de la región pélvica. El estreñimiento, la tos crónica y el levantar objetos pesados pueden agravar el debilitamiento de los músculos. En pocos casos, el prolapso de la vejiga o del recto puede ser causado por una debilidad congénita de los músculos y ligamentos de la región pélvica. El prolapso también puede provenir de trastornos como la espina bífida o las malformaciones congénitas de la vejiga o del recto.

Los síntomas más comunes son: presión pélvica, sensación de peso en los genitales, dificultad para orinar y/o defecar, dolor lumbar, bulto vaginal, incontinencia urinaria o fecal. Reducción de estos síntomas al recostarse. Otro síntoma asociado son las molestias en las relaciones sexuales las que pueden ser dolor o sensación de vagina amplia (amplitud vaginal).

En los casos de prolapsos leves en que el daño es menor, el tratamiento serán ejercicios pélvicos monitorizados por un fisioterapeuta pelviano, cambios en la dieta y bajar de peso si corresponde. El tratamiento actual del prolapso sintomático moderado a severo es la cirugía. En la mayoría de las veces el tratamiento de los prolapsos NO será asociado al uso de mallas pero en los casos severos que constituyen verdaderas hernias genitales la tasa de fracasos sin uso de malla se acerca al 30%. Por lo que a pesar de sus potenciales complicaciones las recomendamos en casos de prolapsos graves.

En la actualidad el tratamiento del cistocele y o rectocele severo es el uso de mallas transobturadoras para el cistocele y para rectales o transgluteas para el rectocele.